martes, 5 de octubre de 2010

La visita, de Elena Casero

Dese prisa, dijo Eulogio, y no me aburra con su cháchara otra vez.
En las cuencas oscuras de la muerte, Eulogio creyó percibir un vacío de desolación mucho más hondo que en anteriores ocasiones.
Por favor, no sea usted cruel conmigo.
Eulogio estalló en una carcajada. ¿Cruel? Lleva usted quince años viniendo por mi casa para contarme sus penas y hastiarme con su soledad ¿No le parece eso más cruel?
La muerte, con la cabeza gacha y arrastrando la guadaña, abandonó la habitación.


(C) Elena Casero

No hay comentarios: