— Júrame que no hay otra en tu vida.
—Te lo juro.
—Júrame que no tocarás a otra.
—Te lo juro: no tocaré a ninguna otra.
—No te creo. Siempre juegas con las palabras. Júrame que no entrarás en otra que no sea yo.
—Te lo juro, Berenice: no entraré en ninguna otra.
—Que se te caigan las manos su no cumples tu promesa.
—Que se me caigan las manos. ¿Estás contenta?
—Sí.
—Entonces, a dormir.
(Arropó a Berenice y le dio un beso en la frente. Alisó su pelo amarillo y le deseó buenas noches. Luego cerró la maleta y esperó hasta oír sus suaves ronquidos. Sólo entonces, el titiritero abrió el libro “Como construir marionetas” y comenzó a leer, sintiéndose un poco más libre.)
(C) Carlos Salem
1 comentario:
Leyendo tu relato se entiende mejor la lección. Hasta que no llegas al final no comprendes de qué se trata.
Finales explosivos y sorprendentes.
¿Hace falta que te diga que es muy bueno?
Un abrazo
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