jueves, 26 de agosto de 2010

Reencarnación

Jamás pensó que se atrevería a hacerlo, pero lo hizo. Cuando quiso darse cuenta, estaba de pie observando la grotesca escena. Era él quien pendía de la soga. Fue a la cocina, agarró un cuchillo e intentó cortar la cuerda. Al intentar levantarse a sí mismo, comprobó que no era capaz de abrazar su cuerpo. Cuando éste dejó de moverse, sintió un vertiginoso tirón que le situó en una escena mucho más extravagante. Alguien le decía que tenía que volver y al momento se sintió flotando dentro del útero de una mujer a la que conocía bien. Era su esposa.

(C) Paco Gómez Escribano

1 comentario:

Paco Gómez Escribano dijo...

Gracias, Carlos. Un abrazo.