El pasajero del asiento 25A se removía incontrolado en su asiento. El del 25B le cogía de un
brazo. La mujer del asiento de detrás lo agarraba por los hombros intentando tranquilizarle
pero él seguía diciendo que la tierra estaba demasiado cerca, que veía los tejados de las casas
y el mar, y las cabezas de las personas, y los coches circulando por las carretera y acababa de
ver un pájaro por la ventanilla del avión y se iban a matar. La azafata se apresuró a llevar un
tranquilizante para el pasajero descompuesto.
Antes había mirado el listado de pasajeros: Asiento 25A : Neil Amstrong. Astronauta.
© Elena Casero
8 comentarios:
El final te deja totalmente desarmado: al principio interrogante y en un par de segundos una sonrisa cruzaba en mi rostro.
Bien jugado.
Satié
Gracias, Satié
A mi padre le pasaba algo parecido cuando conducía yo y él se sentaba de copiloto, jajaja.
Divertido relato.
Está muy bien cerrado el micro, Elena!
Gracias por compartirlo.
¡Cuentista!
Ya son unos cuantos los breves que te he leído y no hay ninguno que no me sorprenda. Hasta yo le he tenido que sujetar para que no se vaya.
Ja ja ja, volaban demasiado bajo, desde luego, para un astronauta. Muy bueno
¡Ja, ja! Éste estaba acostumbrado a vuelos más altos.
Un placer leerte de nuevo, elena. Besos.
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